ESTADO DE LA CUESTIÓN

 

Presentamos una muestra que reúne el resultado del trabajo pictórico realizado por el artista en el último tiempo. En sus obras priman composiciones colmadas de detalles, las cuales parten de un recorte intencional de la imagen.   

¿Cómo representamos la naturaleza, la humanidad o lo cotidiano? Es el cuestionamiento inicial y que acompaña el proceso de trabajo de Nicolás. El manejo del óleo y sus maneras de empleo a lo largo de la historia acompañan sus pinceladas. Cada imagen seleccionada es una excusa para entablar un diálogo con lo cotidiano, logrando con su mirada y pincel poner el acento en fragmentos que en ocasiones se nos escapan.

Con frutas, flores y vegetales que remiten a aromas, sabores y sensaciones provocadas por cada estación del año, el bodegón o naturaleza muerta con la cual genera espacios sin tiempo, logra atraer nuestra atención y detenernos en el brillo de los materiales contrastando con fondos difusos.

Así como la representación de la mirada en un momento preciso, son las inquietudes que movilizan la creación del artista y lo llevan a procesos consecutivos de experimentación. 

Esta muestra da cuenta de sus últimos procesos creativos, pudiendo ver a la par distintos resultados artísticos.

En la investigación científica, el “estado de la cuestión” representa un punto de inflexión: el momento en que se detalla y analiza todo lo conocido antes de emprender nuevos caminos. En esta exposición, el concepto se transfiere al ámbito artístico como un acto de reflexión sobre un trayecto creativo que comenzó en 2015 y que sigue evolucionando. Cada obra se convierte en un testimonio visual de inquietudes, aprendizajes y experimentaciones que, al ser reunidas, conforman un mosaico del devenir artístico.

Los cuadros que componen esta muestra no son meros hitos cronológicos, sino estaciones de una búsqueda constante. Aquí, el óleo se presenta como un medio cargado de historia y tradición, pero al mismo tiempo como una herramienta de cuestionamiento y exploración contemporánea. Cada pincelada refleja preguntas que, aunque individuales, dialogan con interrogantes universales: ¿Cómo representamos la naturaleza, la humanidad o lo cotidiano?

El concepto de “Estado de la cuestión” también nos invita a pensar en el arte como un proceso vivo, en el que cada obra no solo responde a las anteriores, sino que abre posibilidades hacia el futuro. Al reunir piezas de diferentes años, esta exposición no solo traza un mapa del pasado, sino que ilumina las direcciones posibles del camino por recorrer. En este sentido, la retrospectiva no es un cierre, sino un nuevo inicio.

El uso del óleo, con su capacidad de capturar tanto lo efímero como lo permanente, resuena con la naturaleza de este viaje. Entre lo espontáneo del gesto y lo deliberado de la técnica, las obras aquí expuestas ofrecen una pausa para contemplar cómo los impulsos creativos y las decisiones conscientes se entrelazan en una narrativa compleja y multifacética.

 

Así, “Estado de la cuestión” se convierte en una invitación para el espectador: un espacio donde la contemplación de lo pasado dialoga con el potencial de lo que está por venir. Cada cuadro es una pieza de una conversación más grande, un espejo donde se reflejan tanto las preguntas personales del autor como las inquietudes colectivas que comparten todos aquellos que buscan comprender y crear.